Blog, Biología del dolor, Dolor crónico 12 de Septiembre de 2019
Según vamos trabajando con los síndromes de sensibilización central (SC) (migraña, fibromialgia, fatiga crónica, SQM…), nos vamos dando cuenta de que muchas veces estamos ante personas muy inteligentes. Y tiene sentido. Estamos ante cerebros que tienen más capacidad de almacenar información, de establecer relaciones más complejas entre estos datos, de tener en cuenta más variables, de analizar más hipótesis a un mismo tiempo, de dar relevancia a muchos ítems a la vez… Un cerebro con todas estas capacidades al servicio de funciones defensivas, un sistema de supervivencia más sofisticado, inteligente e intuitivo… pero nadando en un mar de información alarmista, de atribuciones erróneas de dolor, de modelos de dolor cartesianos, alejados de la Ciencia, alejados de la Fisiología… En fin, vaya escenario. Estaría bien utilizar todo ese potencial en dirección contraria, para aprender y desaprender sobre dolor, darle la vuelta a la tortilla.
A raíz de trabajar con varios niños con migraña y altas capacidades, esta sensación fue cobrando más y más fuerza, y le pedí a Raquel, Psicóloga y padeciente de síndromes de SC, que me aclarara esta cuestión. Ella tiene un hijo con altas capacidades, y ha investigado el tema en profundidad.
Así que se lió la manta a la cabeza y me mandó una serie de audios en los que va describiendo primero qué es tener altas capacidades y después sus reflexiones acerca de la relación entre altas capacidades y dolor, tras conocer la Pedagogía en Neurobiología del dolor. Muchas gracias Raquel, por aprender y por enseñar.
Entrada primera: Descripción de la Superdotación
Ser superdotado es en primer lugar una manera de ser inteligente, un modo atípico de funcionamiento intelectual, una activación de recursos cognitivos cuyas bases cerebrales son diferentes y cuya organización muestra particularidades.
No se trata de ser cuantitativamente más inteligente, si no de disponer de una inteligencia cualitativamente distinta.
El ser superdotado combinaría un alto nivel de recursos intelectuales, una inteligencia alta, una gran capacidad de comprensión, de análisis, de memorización, junto con una sensibilidad, una emotividad, una receptividad afectiva, una percepción de los cinco sentidos, cuya amplitud e intensidad invaden el ámbito del pensamiento. Y esas dos facetas estarían muy entrelazadas. Esto es importante comprenderlo, porque ese entrelazamiento inundaría un poco a todo el sujeto. Es una manera de estar en el mundo, de SER.
Sería una forma de dar color al conjunto de la personalidad y donde la emoción, o la afectividad más bien, estaría siempre a flor de piel y el pensamiento siempre muy activado.
La capacidad sensorial de un procesamiento profundo y de una percepción grande explicaría las razones emocionales de las personas con altas capacidades, que estarían en una afectividad digamos que constante. Tener todos los sentidos alerta constantemente también amplía la receptividad del mundo (en cantidad e intensidad), lo que genera una alta sensibilidad emocional porque se percibe todo durante todo el tiempo, es decir, no sólo es que haya una mayor reactividad frente al estímulo, sino que el estímulo se está percibiendo durante todo el tiempo de una manera más profunda de lo que otras personas lo hacen. Esto es muy importante también, pues no es sólo una cuestión de reactividad en el sentido más límbico, más amigdalino de la palabra, si no que ya de entrada se están percibiendo y procesando las cosas de otra manera.
Todo esto ocurriría porque el cerebro del superdotado funcionaría de una manera distinta, y algunas de las bases cognitivas que propiciarían todo esto serían: