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Mover o no mover.. ¡esa es la cuestión!

Blog 09 de Julio de 2019

Somos una especie nómada, el movimiento nos ha permitido alimentarnos, buscar lugares seguros para el cobijo y luchar contra las fieras para sobrevivir. Por aquellos años, el movimiento era una acción que nos permitía conseguir objetivos para la supervivencia. No existían las directrices del cómo realizarlo, si no más bien un conjunto de opciones que nos otorgaba nuestro propio organismo en función de la genética y el contexto. Esto, sumado a nuestra práctica diaria y a la repetición, nos permitía desechar unas opciones y quedarnos con los movimientos más fáciles, cómodos y resolutivos para nosotros. Aprendíamos también a través de la imitación, sin despreciar otras formas de actividad. Estábamos en constante movimiento y la actividad “física” estaba promocionada por el organismo, ya que después venía la recompensa (la comida), o bien, porque implicaba diversión a través del juego, el cual nos permitía desarrollar habilidades de perfeccionamiento de nuestros gestos motores en un ambiente distendido y en libertad, sin normas de cómo moverse.

Sin embargo, hoy en día parece que esa actividad no está tan promocionada por el organismo… incluso hay veces que penalizada. Hemos pasado de generar movimiento como medio para algo, a verlo como una necesidad sin recompensa. Si a esto le sumamos que los escenarios urbanos modernos cada vez están más diseñados para no crear movimiento o variaciones del mismo, con superficies cada vez más regulares y rectas, el cóctel es explosivo.

Escaleras mecánicas, ascensores, sillas con ruedas en las oficinas, patinetes eléctricos… bueno rectifico, sí se genera movimiento, pero por la máquina en cuestión, no por el individuo que la utiliza.

Cierto es que estos avances nos ayudan a mejorar nuestra comodidad, pero a su vez,  limitan nuestro movimiento y actividad. La mayoría de las veces, cuando existe una facilitación del movimiento por parte de una máquina, se convierte en nuestra primera opción…¿qué ha quedado de aquellos tiempos pasados donde disfrutábamos echando carreras a los amigos por las escaleras agudizando nuestro ingenio, velocidad, fuerza y resistencia para subirlas de tres en tres si nuestras piernas nos lo permitían para llegar el primero? ¿dónde han quedado las apuestas de intentar alcanzar algo en un árbol colgado, ingeniándonoslas para trepar de la forma más fácil sin caer al suelo y consiguiendo nuestro objetivo? Antes solíamos utilizar nuestro cuerpo como una herramienta que nos proporcionaba movimiento para conseguir los retos más variopintos. Sin embargo ahora… cómo ha cambiado la cosa ahora.

Movemos el cuerpo porque nos lo exigen: tienes que hacer ejercicio para cuidar tu salud, has engordado unos kilos (ve al gimnasio a ponerte en forma), el colega corre una maratón, si él puede yo también, (¡tengo que batir su marca!)… tengo que salir estupendo en mis fotos de Instagram, (voy a machacarme un poco en el gimnasio)... Estos cambios sociales, unidos a la comodidad que proporciona la tecnología, nos llevan a movernos teniendo como objetivo el cuerpo, y no la tarea en curso.

La sociedad y sus  necesidades cambian y nuestra cultura también. Es paradógico que utilicemos los avances tecnológicos que fomentan ausencia de movimiento y luego paguemos por la utilización de máquinas en los gimnasios para suplir esa inacción.

Cuando, hace años, el organismo era el medio para la consecución de actividades, no dependíamos tanto de instructores ni técnicas, explorábamos el movimiento en libertad y desechábamos aquellas formas mas costosas o incómodas en función de nuestra biomecánica, porque recordemos, no todos los cuerpos son iguales, pero en la actualidad intentamos que en movimiento todos se rijan por las mismas normas motoras, algo un poco raro ¿no?

Estamos diseñados para movernos, ya que disponemos de sistema nervioso, pero cada vez nos cuesta más hacerlo. Quizás los avances modernos y las comodidades de hoy en día dificultan el aprendizaje motor, quizás el exceso de pautas para la consecución de movimientos “óptimos” nos crean miedos infundados de organismo frágil, quizás la falta de exploración en libertad del movimiento por parte de los niños de hoy en día nos lleve a centrarlos en el cuerpo, quizás, quizás, quizás…

Quizás sea hora de volver a recuperar una necesidad innata en nosotros como es movernos sin pensar en cómo, cuanto, dónde, qué dirán y empezar a volver a recuperar y reclamar algo que como especie y animales que somos estamos preparados para realizar de forma segura…EL MOVIMIENTO.

 

El siguiente vídeo ilustra que si hay diversión, motivación, nuestra decisión es movernos y jugar desde la exploración libre. 

 


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