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“El conocimiento como herramienta para aprender a detectar bulos del sistema de protección”

Blog, Biología del dolor, Dolor crónico 06 de Junio de 2019

En la actualidad nos enfrentamos a diferentes cambios sobre los que tenemos, algunos más que otros, muchas reticencias. Por ejemplo, la convivencia con las nuevas tecnologías, el miedo a perder la intimidad en redes sociales, la modificación en la crianza de los niños en base a modas o información experta, que a veces choca con enseñanzas de otros tiempos, o la novedosa interpretación de los problemas desde la Psicología, abordándolos como retos o desafíos. El conocimiento evoluciona y tenemos capacidad de adaptarnos al mismo, a veces de forma más rápida, otras dando pequeños pasitos con recelo por la incertidumbre que nos supone.

El conocimiento sobre la fisiología del dolor también ha ido evolucionando con el paso de los años. En la actualidad disponemos de suficiente evidencia para empezar a cambiar el modelo de dolor que Descartes propuso hace unos 400 años… Ahora sabemos que el dolor no se genera en el dedo que toca la llama, o en la hernia, o en la contractura, o en el ligamento o la fractura de un hueso. El dolor se genera en el cerebro, y lo podemos afirmar tan rotundamente como que la Tierra es redonda.

En el caso de que exista lesión en el tejido, por muy extensa que ésta sea, seguiría siendo el cerebro el que construye la percepción dolorosa. No hay dolores del cerebro y dolores del tejido. Cuando sentimos dolor, soló podemos concluir que la red neuronal valora peligro en la zona donde se proyecta ese dolor. Es decir, para que haya dolor el cerebro tiene que evaluar amenaza en el tejido, y puede realizar esta valoración basándose más en lo que está sucediendo en ese tejido (músculo, hueso, ligamento, víscera...) o en información procedente de otros canales sensoriales o evaluativos.

Cuando hay dolor, el personal sanitario debe detectar RED FLAGS (banderas rojas), que son aquellos síntomas o signos indicadores de enfermedad o lesión (cáncer, infección, rotura...) y hacer un diagnóstico médico. A veces no se encuentra "organicidad", todas las pruebas son normales... Pero duele! Si seguimos anclados al modelo de dolor aún vigente en el siglo pasado, podemos sacar conclusiones erróneas: "Si duele es porque hay algo, y si no hay nada, el dolor es psicológico". Debemos considerar que el cerebro tiene que hacer una valoración de amenaza teniendo en cuenta la información procedente de muchos canales, y a veces esta valoración simplemente es errónea. Si no corregimos el error, la respuesta defensiva dolorosa puede seguir activándose de manera recurrente o crónica.

En este caso, el dolor se convierte en algo kafkiano, sin explicación, impredecible, cambiante… y esto genera un enorme desconcierto, sufrimiento e indefensión. El dolor está contenido por la información del tejido (pues las estructuras están sanas, aunque duelan). Pero seguimos asumiendo, porque así se nos ha explicado, que si duele el pie, la rodilla, la espalda, el hombro o lo que sea, es porque en el pie, la rodilla, la espalda o el hombro ha sucedido algo. A veces sí (lesión) y a veces no (error evaluativo por parte del sistema defensivo neuronal).

Nuestra labor desde hace años consiste en dotar al paciente de conocimiento actualizado sobre la fisiología del dolor y, a través de un proceso de aprendizaje involucrando al paciente, ir corrigiendo los errores del sistema. El objetivo es que el dolor, que es una función orgánica más, se regule correctamente. También es un trabajo sobre el miedo, el movimiento y la postura, el sufrimiento que genera el dolor. Pero el pilar primordial de todo este trabajo es el conocimiento. Como decía la premio Nobel Marie Curie: "En la vida, no hay nada que temer, sólo hay que comprender".

Es crucial que la persona que sufre dolor sin daño se cuestione la información que ha ido recibiendo, que sólo deja dos situaciones posibles: "El peregrinaje a través de todo tipo de profesionales en busca de la causa del dolor, o la etiqueta de dolor de origen psicolóigico (injusta e incorrecta, ya que cuestiona al individuo)". El reciclaje y la actualización en fisiología del dolor es necesario y urgente (por parte población sanitaria y población general) para poner freno a la elevada incidencia de dolor crónico (que además va en aumento) en la población occidental.

El vídeo que podéis ver en el enlace inferior nos puede parecer rocambolesco: "estoy extrañada porque no me duele nada". Pero debería parecernos igual de rocambolesco lo contrario: "estoy extrañada porque me duele pero no tengo nada". El dolor no refleja fielmente la realidad de los tejidos, y tenemos que aprender a darle una interpretación lo más correcta posible, y para ello hay que hacer educación en dolor, es decir, actualizar nuestro conocimiento de su fisiología.

Nota: Os dejamos el enlace. Hasta el min 2:00 

https://www.youtube.com/watch?v=6kwx9TRCTQw


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