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Diagnóstico...FIBROMIALGIA

Blog, Testimonios 06 de Diciembre de 2018

Todo comienza un día en el que empiezo a tener un dolor que se inicia en la zona lumbar y se extiende por la pierna hasta los dedos del pie.

El dolor es insoportable y acudo a urgencias donde me atienden y me diagnostican una lumbociática. Me ponen morfina, me recetan antiinflamatorios y me mandan para casa.

En casa, cuando pasó el efecto de la morfina, el dolor volvió a ser insoportable y la desesperación me lleva a acudir de nuevo al servicio de urgencias, esta vez, acabo ingresado en planta. A partir de ese día comienza un infierno que durará dos años y medio.

Después de estar dos días ingresado, el dolor de la lumbo-ciática comienza a disminuir pero, de regalo, comienzo a tener dolores distribuidos prácticamente por todo mi cuerpo. Estos no cesan por mucho que tome diferentes medicamentos.

El médico que me lleva en la planta del hospital, al relatarle mis nuevas sensaciones, me comenta que no me preocupe, que siga tomando la medicación, y que me hará efecto…pero después de varios días de ingreso hospitalario y con esos dolores esparcidos por todo mi cuerpo, me encuentro con la hoja de alta en las manos y con citas médicas para distintos especialistas.

Comienza el peregrinaje…Primero el traumatólogo, luego el rehumatólogo, también me derivan al neurólogo, y claro está que para finalizar, también al psicólogo.

Después de infinidad de pruebas (resonancias, ganmagrafías y un sin fin de ellas…) el traumatólogo y neurólogo concluyen que el dolor que padezco no está relacionado con sus especialidades. En definitiva, que no me encuentran nada…por eso al final acabo en el reumatólogo que también sigue haciéndome pruebas y escucha todos los síntomas que le comento. Y aquí vino el hachazo…me dice que tengo una enfermedad llamada FIBROMIALGIA.

Me dice que es una enfermedad CRÓNICA que no tiene CURACIÓN, pero que, con tratamiento podemos aliviar los síntomas…y aquí comenzamos con el cóctel (antidepresivos, analgésicos, ansiolíticos, antinflamatorios…).

Llegué a casa después de esta consulta, y lo primero que hago es intentar informarme a través de internet, sobre qué leches es la fibromialgia y sus diferentes tratamientos… en este momento, se me viene el mundo encima y soy consciente del calvario en el que estoy inmerso.

Toda la información sobre esta enfermedad es muy confusa, desde su origen hasta su tratamiento.

Haciendo caso al médico, comienzo con el tratamiento durante varios meses, pero apenas noto mejoría, pero sí que comienzo a tener efectos secundarios de la medicación que estoy tomando.

Durante una temporada, acudo a distintos médicos de diferentes clínicas, para ver si existe alguna posibilidad de librarme de este sufrimiento, o si el diagnóstico estaba equivocado.

Todos están de acuerdo en cuanto al tratamiento y a la enfermedad.

En este peregrinaje incansable de la búsqueda de alguna solución por los diferentes profesionales, me derivan a la unidad del dolor. Aquí la única novedad en mi tratamiento reside en  la utilización de un plus a mi medicación con parches de morfina.

Éste es el momento en el que me planto, y decido explorar otras alternativas al tratamiento. Los medicamentos no están siendo eficaces, me recetan cosas, como por ejemplo antidepresivos, cuando yo NO tengo depresión, lo que estoy es desmoralizado y cabreado por este dolor, pero supongo que cualquiera lo estaría en mi caso!!

Comienzo a leer diferentes alternativas…que por cierto, madre mía el abanico que se abre frente a mi sobre terapias para el dolor…

En esta búsqueda mi cuñada me comenta que conoce a unos fisios que ayudan a personas con dolores crónicos, y es cuando acudo a una cita con María.

La verdad es que fui a esa consulta sin gran convicción de que me pudiera ayudar, ya que había estado en un sin fin de especialistas los cuales no me habían ayudado… pero pensé, por probar uno más, que no quede!!

Hechas las presentaciones en la consulta, le hablo de mi supuesta “enfermedad” y sus síntomas. También le cuento todo lo que me han comentado los diferentes especialistas a los que he visitado. En este momento, ella me comenta que la fibromialgia es un síndrome de sensibilización central, es decir, que mi cerebro está  valorando como peligrosas cosas que no lo son, por lo que existe un error evaluativo de datos por parte del cerebro. Me explica muchas cosas y mi mujer y yo, presentes los dos en la consulta, ya que a María le pareció necesario que mi esposa se quedase, escuchamos todas sus explicaciones.

Salimos de la consulta y, tanto mi mujer como yo, habíamos encontrado una explicación biológica y coherente con lo que me estaba pasando…las pruebas demostraban que no tenía nada, pero el dolor era insufrible. Lo primero que verbalizamos es que no podía ser posible lo que nos había relatado…había pasado por muchos profesionales, nadie me había hablado de esto…pero al día siguiente de estar con María comencé a darle vueltas al tema, cada vez cobraba más sentido aquello que me había explicado en consulta, así que decido pedir otra cita.

Acudo a la siguientes sesiones donde comienzan las explicaciones profundas sobre dolor no asociado a lesión, como puede ser mi caso, donde tengo unos dolores tortuosos pero no me han encontrado nada que los justifique, solo me han colocado una etiqueta. El cerebro es un órgano predictivo, que puede activar programas de enfermedad, generando percepciones reales aunque no justificadas de cansancio, dolor, debilidad etc.  Hablamos de las creencias que giran en torno a la fibromialgia (esa enfermedad misteriosa de causa desconocida) ponemos argumentos biológicos sobre la mesa, comienzo a aprender sobre neuronas, conexiones entre ellas (sinapsis) y la cantidad de información que baraja nuestro organismo para el análisis de cada dato, modificando y formando de nuevo la información para generar respuestas que yo percibo.

Según se van sucediendo las diferentes citas, comienzo a ver que todo cobra sentido y fue determinante para comenzar a quitarme mis miedos. Tenía un miedo atroz a moverme porque luego siempre me pasaba factura. Comprendo que el dolor, al igual que la visión, es una percepción que construye el cerebro utilizando para ello datos de memorias, expectativas, experiencias y entiendo que mis miedos al dolor y a las consecuencias que siempre se producen cuando me muevo pueden estar ayudando a mi cerebro a proteger de forma innecesaria a mi organismo, porque en definitiva, me han mirado de arriba abajo y no han encontrado nada.

Me quedó muy claro que YO no soy el cerebro. Sus decisiones son automáticas y no consulta conmigo para llevarlas a cabo… si fuese así no habría acabado teniendo esta etiqueta lapidante sobre mis hombros.

La información en neurobiología del dolor me ayudó a quitarme el miedo, reeducando a mi cerebro y reorganizando creencias sobre lesión y dolor, lo que me ayudó a cambiar mis conductas poco a poco.

Gracias a esto, la medicación prácticamente la he reducido a cero, sólo me tomo algún analgésico algún día puntualmente. Ando por el monte, trabajo la tierra con el tractor o manualmente, corro detrás del ganado…cuando hace año y medio, no era capaz de andar 100 metros desde la puerta de mi casa.

Sigo trabajando en ello, aunque el tratamiento se acabó hace tiempo ya. Merece la pena intentarlo y escuchar este nuevo abordaje. Antes pensaba que cualquier movimiento me iba lastimar, pero me enseñaron que no, me he quitado el MIEDO, y confío en mi organismo, porque ahora sé que es robusto y fuerte.

Mientras escribía esta líneas, tuve una fuerte gastroenteritis y, aunque se activó el programa enfermedad de forma coherente con el suceso que me estaba pasando, duró más de la cuenta la percepción de enfermedad que el proceso de enfermedad en sí. Pero esta información me ha ayudado a darle la vuelta a la tortilla, no tener miedo y conseguir superarlo rápidamente aunque mi cerebro quiera seguirme protegiendo más de la cuenta.

Ahora soy consciente de que lo que quiero hacer no entraña peligro, y que si aparece algún síntoma, no me alarmo por ello. sigo trabajando en reeducar a mi cerebro pero actualmente puedo hacer planes para el día siguiente, lo que antes era impensable para mí. POR FIN ME QUITE EL MIEDOOOO


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