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La complejidad del movimiento y el juego

Blog, Dolor crónico 15 de Noviembre de 2018

Si analizamos la cadena alimentaria, el ser humano está en el el vértice de la pirámide. Esto es gracias a que nuestro cerebro ha evolucionado para otorgarnos, entre otras cosas, complejidad en los movimientos. Realmente nuestras habilidades motoras son múltiples y nos proporcionan la capacidad de poder conseguir cosas fantásticas. Somos capaces de reunir prácticamente la mayoría de patrones motores que realizan los animales: trepamos por paredes, saltamos edificios, corremos cada vez a mayor velocidad, subimos ocho-miles, nos metemos en maletas, levantamos pesos descabellados y, si algo se nos resiste, acumulamos conocimiento para poder desarrollar herramientas para hacerlo, por ejemplo volar o sumergirnos en las profundidades marinas con submarinos.

Los animales, al igual que los niños, no ejercitan su sistema músculo- esquelético  de forma aislada para poder desarrollar sus habilidades motoras integradas en patrones de movimiento.

No hacen pesas, ni ejercicios para fortalecer músculos aislados.

Utilizan el juego desde el comienzo de su desarrollo para construir habilidades motrices con intenciones claras, desarrolladas en diferentes contextos. La musculatura se irá adaptando conforme más practiquen, más retos propongan a su organismo, y menos miedo tengan a moverse de manera cada vez más compleja.

Cuando hablamos de movimiento, la fórmula sería inversa a la que venimos realizando. Me explico, en la actualidad iríamos al gimnasio a fortalecer nuestras piernas y brazos para tener la fuerza suficiente para poder subir nuestro cuerpo por una pared…y no queremos decir que esa forma de entrenamiento no sea adecuada o innecesaria. Lo que planteamos es que si volvemos a nuestros comienzos, a la génesis del movimiento, el cuerpo sería el medio para escalar por la pared y poder subir de esta forma a la cima. Si lo interpretamos de esta manera, nuestra ejecución cambiará. Nuestro foco estará puesto en aprender diferentes habilidades motoras de patrones de escalada, por ejemplo entrenando reptar en el suelo primero con el cuerpo apoyado y progresar en la ejecución retándonos a hacerlo sólo con apoyo de pies y manos…como lo hacen los reptiles. También nos fijaríamos en otros compañeros que desarrollan la misma tarea para ver si podemos aprender algo, siempre y cuando observemos facilidad en su movimiento y pongamos a trabajar a nuestras neuronas espejo.

Poco a poco, los músculos se irán fortaleciendo conforme nuestros patrones motores requieran de mayor complejidad y reto de carga y equilibrio. Si esto lo realizamos siempre desde el juego y permitiéndonos el ensayo-error, volviéndonos exploradores de nuestras capacidades, investigando desde la diversión, generará placer en la tarea en curso, que hace que el aprendizaje motor sea más potente.

Los ojos, por ejemplo, son el motor para que podamos ver. Sería absurdo plantearnos hacer entrenamiento de los músculos oculares para que podamos recoger mejor la información lumínica. Pero no nos resulta tan descabellado hacerlo con nuestro sistema músculo-esquelético en el gimnasio levantando pesas para fortalecer los bíceps de forma aislada, sin ningún propósito de inclusión de esa habilidad dentro de un patrón motor complejo en el que se requiera de esa necesidad.

Si analizamos un movimiento, no sólo interviene una contracción muscular de la musculatura que realiza esa acción. Es mucho más complejo que todo eso, ya que el horno donde se cuece todo es el cerebro.

Conllevará, entre otras cosas, una intención, una anticipación de Mr. Brain frente a la tarea, una preparación de la misma con el análisis de muchos factores, la orden a sus súbditos los músculos para que se activen según él lo estime etc.

Si todo esto no lo incluimos dentro de una habilidad motora es lo mismo que aprender letras sin formar palabras.

Por ello, desde la clínica de Asier Merino y Maite Goicoechea, proponemos clases donde se trabaje esta forma de aprender a movernos con el juego como herramienta, y el protagonista el cerebro y la plasticidad neuronal (capacidad de cambiar, reorganizarse y aprender).

El objetivo será volver a instaurar patrones naturales que te permitan movimientos armónicos para que, en tu día a día, no sea costoso ni doloroso realizar tu trabajo o tu actividad deportiva.

Permítete recuperar tu movimiento y sentirte libre cuando lo ejecutas, sea corriendo, subiendo una escalera, o cogiendo a tus hijos aúpas.

 

Vamos  a aprender jugando… ¿Te animas?


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