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¡INCREIBLE, VIVO LA VIDA…!

Blog, Testimonios 18 de Octubre de 2018

Lo mío comenzó en Julio del 2001 con un accidente en el cual tuve rotura abierta de tibia y peroné, desgarro de músculos y tendones. Tras dos años de rehabilitación me recuperé, pero me ocurría que, al menos un par de veces al año, me quedaba bloqueado de la espalda y durante 3 ó 4 días no me podía ni mover. Peo bueno,  tras unos masajes y medicación volvía a la normalidad.

Los médicos siempre  me habían dicho que era por el trabajo (pesos, malas posturas, etc.) y que tendría que aprender a vivir con ello pues no había ninguna cura, por lo que yo no le daba mayor importancia, se pasaba y listo.

En mayo del 2011, la cosa comenzó a cambiar… los bloqueos empezaron a ser mucho más fuertes y más continuos, y ni los masajes ni la medicación que antes eran el santo remedio, conseguían aliviar mi sufrimiento.

Después de acudir a mi médico de cabecera, este me derivó al especialista, que decidió hacerme una resonancia magnética.

El diagnóstico fue el siguiente:

Tres hernias de disco (L2, L3 y L4), desviación de columna y artrosis.

Yo seguía con mi dolor lumbar que incluso me irradiaba a la pierna.

Los médicos me decían que con  el diagnóstico que tenía, era normal que tuviera dolores y que me imposibilitaría hacer muchas cosas. Todo lo que me decían era muy alarmista.

Aquí empieza mi calvario…

Sigo con dolor intenso en la espalda, me cuesta mucho estar sentado y necesito tumbarme muy a menudo. Las cosas que antes no me daban sintomatología ahora son imposibles de realizar:

salir de fin de semana o de vacaciones es toda una odisea y sólo pensarlo me produce pánico. Sentarme en una silla, caminar…comienzan a ser actividades angustiosas.

El deambular por los médicos se convirtió en mi tónica habitual y, según ellos, era totalmente justificado. Tenía que cuidar mucho las posturas, no cargar la espalda y descansarla. Me informaron de la necesidad de tomar los medicamentos que me recetaban para mis dolores, con el peligro de producirme alguna alergia (soy alérgico a ciertos medicamentos).

En octubre del 2012, después de haber hecho rehabilitación sin resultado alguno y de pasar por varios tribunales médicos, me dan la incapacidad total y me dicen que debo cuidar muchísimo la espalda. Todas las informaciones que recibo hasta la fecha, se resumen en “dolor para toda la vida” y “precaución máxima con la espalda, ya que no está para muchos trotes”

Tras una temporada así, de horrible sufrimiento y la conversión de mi vida en la de un anciano de 102 años, mi hermana me cuenta sus experiencias respecto a su dolor lumbar, con una fisioterapeuta. Me anima a que pida una cita y le consulte mi caso, que escuche y pruebe sus métodos de trabajo y lo valore.

Me animo y pido la correspondiente cita con María Jiménez.

En la primera consulta, me pide que le cuente mi caso personal y, después de escucharme, ella me explica cómo funciona el cerebro y me muestra cómo es de resistente la columna vertebral de las personas con una serie de vídeos y una columna vertebral articulada de anatomía que tiene en el despacho. Me derriba creencias de postura, me pone el foco en el cerebro, no en la zona lumbar...todo bastante raro...pero primera cita y yo sentado en una silla durante más de hora y media sin problemas.

¡¡INCREIBLE!!

En las sucesivas citas, yo trato de explicarle todo el conocimiento nuevo aprendido que voy reteniendo y ella me va explicando, leo mucha información que me manda, veo videos que me propone…todo ello para que entienda los mecanismos del sistema defensivo de nuestro organismo y su utilización y que adquiera confianza en mi columna. 

Analizamos los temas y me resuelve las dudas, hablamos mucho sobre expectativas del dolor, predicciones del cerebro (el famoso cerebro bayesiano…entiendo que os suene a chino…a mí me pasó lo mismo!!) , efecto placebo-nocebo, efecto recompensa, neuronas espejo, memorias del dolor, daños imaginados por el organismo…

Me aconseja leer un libro “Migraña una pesadilla cerebral” de Arturo Goicoechea y que vea la película “INSIDE OUT” de dibujos animados.

Concretamente, estas dos cosas, me hacen hacer “click”, cambiar el chip. Fueron esas dos informaciones las que me sirvieron para entender realmente todo lo que me había explicado consulta tras consulta. Perdí el miedo, empecé a ver claramente lo equivocado que estaba yo respecto a lo que me sucedía y el aprendizaje que mi cerebro había adquirido con tanto diagnóstico alarmista por parte de los médicos y familiares, que me habían creado unas expectativas y creencias totalmente erróneas.

También realizo con María una serie de clases de movimientos para quitar el miedo y ver que soy capaz de hacer todo tipo de movimientos.

Después de unas cuantas clases, María me comenta que cree que ya estoy preparado y armado con suficiente información para superar mis miedos por mí mismo y lidiar con un cerebro alarmista que pone protección de forma inecesaria.

Que me de el alta, en un primer momento me da miedo, no os lo voy a negar, así que le propongo que me gustaría verle alguna vez más para consolidar todos los nuevos conocimientos por si hay algún problemilla…ahí estaba mi cerebro utilizando su sistema de recompensa…jajaja.

En el transcurso de un año nos vimos dos veces más…y así finalice con matricula de honor el curso académico.

He de decir que no todo ha sido un camino de rosas, he tenido mis recaídas y amagos, pero siempre pongo en práctica todo lo aprendido con María para eliminar el miedo que, sobre todo, me produce tener dolor. He conseguido borrar de mi cerebro todos esos miedos a cosas banales, como por ejemplo sentarme en una silla, que ya me diréis vosotros qué peligro hay en esa acción… he conseguido detectar los errores de protección que me proponía y tirar “todo a la basura”.

Las clases me han resultado muy gratificantes y prácticas, he comprendido que todo eso que me decían los médicos no era la realidad y he aprendido unas nuevas creencias fundamentadas en biología, que son las que doy por buenas.

Han pasado más de dos años desde que finalicé el tratamiento y mis dolores y viejas creencias siguen en la basura. Cuando tengo algún amago sé como tengo que actuar y no darle mayor relevancia.

Practico deporte, mi gran pasión, sin ningún temor a nada; no necesito descansar; me voy de vacaciones … en definitiva  “VIVO”.

Sigo el blog de Arturo Goicoechea y sus publicaciones, las cuales me parecen muy buenas y aconsejables.

No tengo más que dar las gracias a María por toda la paciencia que ha tenido y todo lo que me ha enseñado. Así que si algún día os encontráis con un fisio que en vez de tocaros os explica cosas, os invito a que le escuchéis, porque quizás recuperéis la vida como me ha pasado a mi.

Mil gracias.


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