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Normalización del error ¿qué es eso?

Blog, Dolor crónico 20 de Septiembre de 2018

Durante estos meses de verano, muchos colegios de fisioterapia han realizado campañas divulgativas sobre la prevención de “lesiones durante las vacaciones”.

Dichas campañas se han publicado en prensa, televisión, radio y diferentes tipos de redes sociales…

Se ha hablado de lo malo que es para la espalda transportar pesos, conducir durante un viaje largo, usar el móvil realizando la flexión cervical, o tumbarse en la playa boca abajo… parece ser que el organismo, según las directrices que damos los profesionales sanitarios, no está preparado para realizar estas posturas o puede lesionarse con ellas. 

Respecto a estos mensajes que los profesionales sanitarios difundimos desde el punto de vista preventivo, me gustaría hablar sobre un concepto acuñado por la socióloga Diane Vaugham, que da lugar a la reflexión: La Normalización del error, donde un proceso que contiene una práctica claramente insegura se considera normal si no genera una catástrofe inmediata.

Este término sirvió para explicar por qué el transbordador espacial Challenger se estrelló el martes 28 de enero de 1986, en uno de los accidentes más graves de la conquista del espacio.

El transbordador se desintegró después de su lanzamiento, causando la muerte de sus 7 tripulantes. Conmocionó al mundo entero y paralizó los vuelos espaciales durante 32 meses. El presidente de los EEUU Ronald Reagan, formó la Comisión de Rogers, con el objetivo de esclarecer la causa del siniestro.

Dicha comisión determinó que la cultura organizacional de la NASA y su sistema de toma de decisiones habían contribuido sustancialmente al accidente. Desde 1977, los directores de la NASA tenían conocimiento de que el diseño de los cohetes del contratista Morton Thiokol tenía un defecto potencialmente catastrófico en las juntas tóricas, ​pero no lo habían resuelto adecuadamente. El error se había ido menospreciando en cadena hasta que se normalizó.

En nuestra profesión, la fisioterapia, los mensajes respecto a lo correcto o incorrecto de las posturas cotidianas están cambiando gracias a la entrada de varias corrientes de pensamiento que vienen pisando fuerte. Estas corrientes ponen de manifiesto la escasa evidencia científica de muchas de las afirmaciones que veníamos haciendo sobre higiene postural, cuestionando así el modelo estructural - biomecánico vigente.

A pesar de tener una base científica más sólida no son tan conocidas y, de entrada, nos pueden parecer incorrectas, al tener muy normalizados e interiorizados los errores de la ergonomía clásica, tanto entre la población general como entre los profesionales sanitarios.

Como no nos gusta mucho que "nos toquen las creencias", cuesta más derribar un error que continuar perpetuándolo una y otra vez, asumiendo consecuencias innecesearias, sin plantearnos si existen nuevos hallazgos científicos que lo desmitifiquen o a cuestionarnos interrogantes racionales respecto a ello. Harán falta muchas campañas de concienciación para desmitificar la postura, así que seguiremos insistiendo!

Un ejemplo claro de cómo nos cuesta cambiar nuestras creencias sobre algo, es lo que sucede cuando vamos al médico en busca de un antibiótico y salimos de la consulta sin él porque es un proceso vírico. Hasta hace poco se ha administrado antibiótico en procesos que no lo requerían. Esto puede parecer un error banal, pero ahora estamos viendo sus consecuencias catastróficas (desarrollo de resistencias bacterianas). Aun acariciando la catástrofe, seguimos en la normalización del error, y salimos descontentos cuando no nos dan el antibiótico, cuando en realidad es una buena noticia ahorrarse este medicamente para curarse. 

La destrucción de creencias sobre la necesidad del antibiótico, instaurada como dogma por una acción repetida durante años, nos cuesta…

Cuando nos volvemos insensibles a un error porque lo hemos normalizado y no lo vemos como tal, lo ignoramos y podemos propiciar situaciones tan  graves como la del transbordador,  cuyo error era conocido 9 años antes.

La irrupción de nuevos estudios sobre postura cuestionan ampliamente el modelo actual, y nos pintan un panorama mucho más halagüeño y menos alarmista. Pero para que cale en la población es necesario un esfuerzo conjunto de los profesionales sanitarios. Es mucho más fácil generar una creencia nueva (especialmente si es alarmista) que derribar una creencia errónea extendida. ¿Cuál es en este caso la catástrofe por la normalización del error? El alarmante incremento del dolor crónico musculoesquelético. Algo estaremos haciendo mal no?

Y ahí dejo una reflexión en forma de fotografía de la Agencia EBP:

Agencia EBP

 

 


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