Blog 25 de Junio de 2018
Si saliéramos a la calle a realizar una encuesta sobre las creencias que tiene la población sobre la edad en la que se comienza a tener astrosis, no concordaría con los hallazgos que muestran las publicaciones científicas.
Si en dicha encuesta preguntásemos a los participantes menores de 45 años si consideran que ellos tienen artrosis o degeneración discal, seguramente, en la mayoría de los casos, la respuesta sería negativa, mientras que si preguntáramos a los mayores de 45, posiblemente la respuesta a esta cuestión seria afirmativa.
Pero…¿se corresponde la realidad con nuestras creencias?
Pues desgraciadamente tengo que comunicaros que NO.
Diferentes estudios que analizan muestras amplias de población con diferentes edades apuntan a que a partir de edades tempranas, como pueden ser los 20 años aproximadamente, la artrosis y los cambios degenerativos en los discos intervertebrales comienzan a aparecer, y conforme cumplimos años este proceso va en aumento.
Me gustaría exponeros los resultados de varios estudios que se han hecho con deportistas de élite:
Durante los J.J.O.O de Río de janeiro se realizaron resonancias magnéticas a atletas asintomáticos (sin dolor). Los resultados del estudio de Wasserman y colaboradores mostró que el 52% de los atletas evaluados tenía imágenes de columna compatibles con lo que designamos como patología moderada o severa. El predominio de estos hallazgos entre los deportistas, cambios degenerativos del disco intervertebral, aumenta a partir de los 30 años de edad. Como han demostrado otras publicaciones, los atletas de alto rendimiento tienen una degeneración discal mayor que los no atletas.
Fijándonos en los jugadores de béisbol, el 21% de los atletas asintomáticos muestran en RNM artrosis de la articulación acromio-clavicular.
Si seguimos analizando deportistas, concretamente los codos de lanzadores de béisbol de entre 18 y 34 años, se aprecia que en sus resonancias magnéticas, a parte de otros hallazgos, encontramos anomalías óseas como edema y osteofitos en el húmero en un 24% de los lanzadores de béisbol asintomáticos.
El rango de edad de los deportistas de élite en estos tres estudios es inferior a los 40 años y se aprecian en sus pruebas de imagen signos compatibles con artrosis siendo todos ellos pacientes asintomáticos.
Podríamos sacar tres conclusiones de estos estudios:
Si nos centramos en la población estándar observamos, según la siguiente revisión sistemática realizada por Brinjikji W y Colaboradores en 2015, que en individuos asintomáticos la degeneración discal es del 37% y la degeneración facetaria (artrosis de las articulaciones de la columna) comienza con un 4% en la veintena y va aumentando conforme cumplimos años hasta un 18% en la cuarentena y un 83% cuando llegamos a los 80 años.
De las conclusiones de dicha revisión se extrae que los hallazgos por imágenes de la degeneración de la columna están presentes en altas proporciones de individuos asintomáticos, y éstós van aumentando con la edad. Muchas de las imágenes que muestran las pruebas diagnósticas son parte del envejecimiento normal y no deberíamos catalogarlas como patológicas, y desde luego no tienen por qué indicar un proceso doloroso.
Matsumoto y colaboradores nos muestran en su estudio que la degeneración discal a nivel cervical es el hallazgo más frecuente en personas asintomáticas. A los 20 años, un 17% dde personas la presentan y a partir de los 60 años, un 89% de la población.
La articulación posiblemente más machacada verbalmente con artrosis es nuestra querida rodilla…pero curiosamente en personas menores de 40 años sin dolor de rodilla, aparece artrosis en un porcentaje de entre el 4-14%, pero en adultos mayores de 40 el porcentaje aumenta de entre un 19% si estamos más cerca de los 40 hasta un 43% según vamos cumpliendo años.
Leyendo esta información, cabría concluir con varias ideas clave del proceso artrósico:
Conforme cumplimos años, los procesos de regeneración tisular y renovación van siendo de peor calidad, per ésta sigue siendo aceptable y nos garantiza la funcionalidad. Igual que cuando cumplimos años nuestras facultades como la memoria, el movimiento o la concentración no son tan buenas como antes, los procesos de restauración articular tampoco, pero es parte de la normalidad.
En el testimonio de Ibán vimos el caso de una persona joven con artrosis y dolor que, cuando desterró creencias sobre la artrosis y los miedos al movimiento producidos por esas creencias, pudo recuperar la actividad con la que tanto disfruta y librarse del dolor. Nuestra ayuda consistió en aportarle el conocimiento necesario sobre biología y fisiología tisular, y guiarle hacia la vuelta a la actividad, su cerebro hizo lo demás!
Referencias: