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El dolor como protección

Blog, Biología del dolor, Dolor crónico 14 de Junio de 2018

El dolor es un sistema de defensa del organismo.

Por regla general, la interpretación que hacemos del dolor es negativa. Es normal que sea así porque la percepción del dolor es desagradable, pero vamos a ver si somos capaces de enfocarlo de otra manera y cambiar la lectura que hacemos de un suceso doloroso explicando cuál es la función biológica del mismo.

El dolor es una respuesta de nuestro organismo para avisar al individuo de tres posibles situaciones:

1) Algo en el organismo se ha roto (traumatismo, torcedura, quemadura…etc) o está enfermo (virus, bacterias, hongo, cáncer…). A esto le llamaremos “daño consumado” (Arturo Goicoechea), es decir, ya se ha producido el problema y el dolor aparece para alertar al individuo e implicarle en la respuesta defensiva modificando su conducta y buscar seguridad, por ejemplo ir al médico o inmovilizar la zona. En este caso, imaginaros que no se activase esta respuesta del organismo…me está dando un infarto pero no percibo nada desagradable…¡el resultado podría ser fatídico!

2) Estoy realizando un movimiento que puede poner en riesgo la integridad de mis tejidos y, si no paro, pueden acabar rompiéndose. En este caso el  dolor evita la lesión, ya que cesaremos la actividad que estamos realizando, o evitaremos un objeto peligroso. A esto le llamaremos “peligro de daño  inminente”. Me explico con dos ejemplos: un día se me ocurre volver a hacer el espagat, porque de niña podía, pero llevo ya muchos años sin realizarlo, y no he trabajado la flexibilidad de mis tejidos en años, pero decido hacerlo y me da un "tirón". Otro ejemplo sería una olla en el fuego ardiendo, y acerco la para ver si está caliente, y percibo dolor antes de quemarme la piel. En ambos casos, la respuesta de dolor evitará que se produzca una lesión (rotura de fibras o quemadura).

3) La última función es proteger una zona que está lesionada mientras se repara. Imaginaros que me fracturo un hueso y no siento dolor…seguiría con la actividad sin darme cuenta de lo que ha sucedido. ¡Esto empeoraría la lesión!

Como podéis observar, el dolor avisa de cosas importantes para la supervivencia del organismo, y no lo deberíamos ver como una amenaza. La amenaza real sería la lesión, la olla caliente, o el infarto de miocardio,  no el dolor. En estos casos el dolor es una respuesta excelente, aunque desagradable, que indica que hay peligro de daño inminente o daño consumado.

Pero hay veces que esta respuesta se activa de una forma errónea, inadecuada y excesiva ante situaciones en las que NO se ha producido una lesión o no hay enfermedad alguna. Son dolores que persisten, aparecen y desaparecen, no les encuentran explicación médica, y en los cuales la Pedagogía en Neurobiología del Dolor, también conocida como Educación Terapéutica en Neurociencia, es la herramienta más útil para que el organismo modifique esas alarmas innecesarias. En la actualidad, numerosos estudios científicos apoyan esta herramienta terapéutica como una de las más recomendables para recuperar el bienestar y la funcionalidad del individuo en situación de dolor crónico.

En la clínica de Fisioterapia Asier Merino y Maite Goicoechea se lleva a cabo este abordaje con pacientes en situación no sólo de dolor crónico, sino también otros síntomas o síndromes como mareos, vértigos, acúfenos, distonías, migraña, fibromialgia o dolor lumbar crónico, entre otros.

El objetivo fundamental de este tratamiento es dotar al paciente de herramientas y conocimientos necesarios para que sólo lo veamos... ¡tomando unas cañas por ahi!

 

Continuará...


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